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Pienso con frecuencia que la depresión es, en origen, un sentimiento depresivo. Un claudicar del alma ante su propio intento de autosuperación.
Las escuelas psicológicas más clásicas enfatizan el vínculo entre depresión y agresividad. Tambien entre depresión y acción.
La acción es el movimiento psíquico contrario a la depresión.
Cada alma tiene un peso límite para su capacidad de soportar la carga de lo ajeno y? su propia carga.
Recuerdo por aquí el suicidio como límite de la depresión.
Tal y como veo yo el mundo es como si los humanos llevásemos densas y oscuras manchas de energía – que, además, se perciben mediante fotografía kirlian o métodos sensibles – y virus de pensamiento con los que nos infectamos los unos a los otros. A veces en presencia, pero la mayor parte de las veces telepáticamente, a distancia.
También llevamos dentro infinitas posibilidades de almacenar luz, transmitirla y compartirla, hacéndonos sentir bien los unos a los otros.