Leo con interés el libro de Mary Tabor, una colaboradora directa de Edward Bach y, la verdad, me ayuda a comprender mejor el pensamiento de Edward así como su filosofía de vida y trabajo.
Sobre todo es curioso el aire que transpira esa obra, está lleno de extraños efluvios.
A mi me gusta; sinceramente. Pero comprendo que será un libro muy poco leido. Quizás lamentablemente, porque necesita recontextualizarse para entenderse bien.
La edición castellana le ha hecho un flaco favor a la autora. Es cierto que Bach era un buen lector de la Biblia y que se inspiró en Jesucristo de forma decisiva.
Pero: ¿ De verdad era necesaria tanta cita bíblica ?
Volveré sobre este libro.