Repetir esquemas en la educación de nuestros hijos: ¿ Porqué?
Repetir esquemas en la educación de nuestros hijos: ¿ Porqué?
Repetir esquemas es bastante fácil, no necesita esfuerzos: se hace lo que se ha aprendido y punto. A veces sale bien, otras menos.
Eso si, en cuanto empezamos a reflexionar sobre lo que estamos haciendo, en cuanto ponemos en tela de juicio lo aprendido, la dificultad empieza.
Si estamos acostumbrados a comer a ciertas horas, es probable que queramos imponer esos horarios a nuestros hijos ( sin tener en cuenta el hambre que se pueda sentir). Lo mismo pasa con la hora de acostarse, de levantarse, de vestirse…
Y surgen problemas: nuestro hijo es intolerante al gluten y tenemos que cambiar todo lo aprendido respecto a la alimentación. Nuestra hija no consigue dormirse si no es con luz y nos cuesta aceptar su realidad. Sin hablar de los gustos para vestirse, de las extra-escolares que no nos gustan ( pero que les encanta a nuestros hijos, o al contrario que nos gusta a nosotros y pensamos que es lo mejor para ellos pero no pegan ni con cola).
Y ¿Porqué repetir esquemas? ¿Porqué no crear nuestras referencias?
Simplemente, muchas veces por facilidad o sencillamente porque no se nos había ocurrido que las cosas pudiesen ser de otra manera.
Tengo 4 hijos y he tenido la ocasión de cambiar mi manera de ver muchas veces a lo largo de su educación. Porque cada uno de mis hijos es distinto, con una manera de acercarse a la vida diferente y si aplico los mismos esquemas a cada uno, arriesgo hacerles daño.
No puedo esperar que mi niña con dislexia aprenda rápidamente sus tablas de multiplicar porque “es lo que siempre se ha hecho, tienes que aprenderlas de memoria y ya está”. Pues esto quizás valga para su hermano (y no tendré que pedírselo, las aprenderá solito) pero no para ella. Si no quiero que el aprendizaje se convierta en algo desagradable, con llantos, gritos y peleas tendré que cambiar mi manera de abordar el problema, entender lo que le puedo pedir y lo que no y cuales son sus tiempos.
Lo mismo pasa con las comidas. No vale lo de “acaba lo que tienes en el plato” porque quizás, lo que es mucho para uno, es insuficiente para el otro. Cada niño tiene necesidades alimentarias distintas. Uno comerá pocas cantidades muchas veces mientras otro se tragará el plato en 5 segundos. ¿Cuál de los dos lo hace mejor? Ninguno, lo importante es conseguir conocerlos para saber lo que realmente les conviene a ellos para su salud.
¿No repetir esquemas significa dejar de tener normas?
Por supuesto que no. Creo que no todo vale. Dejar que cada uno ( hablando de los niños) haga lo que le de la gana, sin implicarse es tan nocivo como imponer esquemas inadecuados.
Porque los niños necesitan saber que nos importan. Y si no les ponemos normas, si no les ponemos límites, no se sentirán seguros. Las normas y los límites tienen por objetivo, en la educación, ayudarles a conocer sus propios límites, a poder moverse en un entorno seguro y sentirse queridos.
Efectivamente, no es lo mismo dejar a un niño que se suba a una escalera si le da la gana, a impedírselo porque “mi madre nunca me dejo hacerlo ” o a explicarle como agarrarse y hasta donde lo dejo subirse sin peligro.
La primera solución es cierta dejadez ( ojo: estoy hablando del caso hipotético de un niño pequeño que se sube por primera vez a una escalera), la segunda es repetir un esquema aprendido y la tercera nace de una reflexión sobre las posibilidades de movimiento de mi hijo, la peligrosidad o no de la escalera y la necesidad de poner límites.
¿Cuáles son los esquemas que debo de repetir y cuales no?
No tengo la respuesta. Eso depende de cada uno, de sus valores. Lo importante es reflexionar sobre ellos y a partir de ahí incluirlos en nuestra manera de actuar porque vemos que es lo más adecuado para nuestros hijos.
Además, si nuestra familia no es mono-parental es indispensable ponerse de acuerdo sobre las normas que adaptar…. Y ahí muchas veces pueden surgir fricciones. Es normal, cada uno ha tenido una infancia distinta. Ahora es el momento de poner en tela de juicio lo aprendido y hacer nuestras propias reglas de juego. Y permitirnos la equivocación, rectificar y avanzar.
Acompaño a madres, padres e hijos en su camino de crecimiento con Flores de Bach para ayudarles de manera natural a equilibrar sus emociones y a vivir de una manera más plena y consciente la crianza de sus hijos.
Si necesitas una consulta, envíame un WhatsApp al 600 37 39 36. Soy Laure Ferrié